A veces me pasa, necesito pintar. A un amigo le pasa con la música, necesita tocar. Coger un instrumento y hacer música.
A mi, a veces, me viene una urgencia de pintar; una idea, una necesidad. Luego puede que busque mil excusas para no hacerlo, aunque no me de cuenta. Y de fondo sigue ronroneando, sigue llamándome.
Qué montón de cosas hay mucho más importantes que pintar, qué de cosas busco para hacer, qué siento, ¿miedo?, miedo, quizás, a no resolver bien esa llamada, a no estar a la altura, a enfrentarme a algo nuevo que quiere salir de mí como un Alien. Quizás es pereza.
A veces pinto, y es muy rápido cuando se ajusta a la necesidad, lo hago, es pintar, ya está. Lo necesito, sé qué tengo que hacer y lo hago. Se completa el círculo. No queda nada pendiente. Es a ráfagas.
Coger una pintura y manchar un papel, una pared; a qué no parece tan difícil? Pruébalo y ya me dirás.